ENSUEÑO DIRIGIDO Y PSICODRAMA
Por: Dr. Juan Pedro Severino

Disertación del Dr. Juan Pedro Severino, llevada a cabo en el Segundo Simposio de Pensamiento Junguiano en la Organización de Estados Americanos) ( O.E.A. )

Imagen - Vínculo - Espacio

Comprender en qué medida el cuerpo restaña la herida originaria entre la imagen y la palabra es, tal vez, el problema epistemológico fundamental de la psicoterapia.

El trabajo que hoy nos ocupa pretende introducirse en la formulación de una técnica que, operando inicialmente desde el ámbito de lo imaginario transita la palabra para formularse en el cuerpo, esa instancia concreta de la ipseidad. Cuerpo que es a la vez descendiente directo de lo imaginario y resultante final de la palabra.

Por el ensueño dirigido nos introducimos en el campo de la imagen, imagen que se mueve y promueve en las dimensiones ontológicas de la temporalización y la espacialización, impregnada de significaciones ideales desde donde arrancan las primogénitas formulaciones del yo para alcanzar su definitiva estructura en el orden mundano del sujeto.

Por el psicodrama abordamos el ser-en-el-mundo del sujeto a través del cuerpo "núcleo significativo, lugar de confluencia y organización de todas las experiencias".

Entre ambos, ensueño dirigido y psicodrama, pretendemos dirigir la pretendida controversia Saussuriana en cuanto al significado ordenado, el significante y la propuesta lacaniana que determina al significado bajo el orden del significante. El ensueño dramático tal como podría denominarse la técnica que presentamos nos conduce a una distinta formulación, la instancia dialéctica cuya fórmula sería: significante - significado -significante, o su equivalente: imaginario - palabra - cuerpo, este último como articulador sintético, como ordenador final, desde donde se cumplen las instancias totales de nuestra existencia.

Esta existencia que se inicia en las vivencias caóticas y arcaicas de lo imaginario, con su precario apuntalamiento especular para alcanzar la corporeidad real del sujeto en el orden estructurante de lo simbólico.

No nos detendremos, obviamente, en la descripción de la técnica psicodrama tica, sólo se considerará importante señalar nuestra concepción de grupo como estructura global y el tratamiento de una situación protagónica como emergente grupal. El protagonista es, por lo tanto, un expresor temático del grupo y éste a su vez su formulador y continente. El "ensueño dirigido" a continuación ED. aparece por primera vez en la bibliografía psicoterapéutica en la revista Action et Pensée en el año 1931 por iniciativa de Charles Baudoin; en el año 1938 este mismo autor prologa la obra de Robert Desoille "La exploración de la afectividad subconsciente por el método del Ensueño Dirigido". La aparición de esta técnica en Francia coincide con una corriente de inquietud por las imágenes mentales y lo imaginario, corriente que desprendiéndose del racionalismo cartesiano, incursiona en lo irracional y en lo inconsciente. Es, por otra parte, la época de advenimiento del surrealismo, época subrayada por los nombres de Breton, Lacan y Salvador Dalí.

Entre los antecesores de Robert Desoille es posible citar a Pierre Janet direccionando las pesadillas histéricas bajo hipnosis, a Alfred Binet con su bola de cristal y sus imágenes hipnóticas, a León Duadet en sus estudios sobre la producción onírica en estado de vigilia, a Happich con la inducción de imágenes en los estados de meditación. Todos estos autores sólo pretendían la correlación proyectiva entre las imágenes y la afectividad. El mérito de Robert Desoille consistió en la utilización del material imaginario con fines terapéuticos. El Ensueño Dirigido surge así como una técnica original que más allá de la simple "exploración de la afectividad" como pretendió inicialmente Robert Desoille, se convierte de hecho en una metodología de abordaje del inconsciente. El propio Freud en "El Yo y el Ello", sostiene que:

"el pensamiento de imágenes está mucho más cerca de los procesos inconscientes que el pensamiento verbal y es, sin duda alguna, mucho más antiguo que éste desde el punto de vista ontogenético y filogenético" (1)

Consideramos importante en este punto agregar un trozo más del propio texto de Freud que nos elucida de alguna medida el por qué del Ensueño Dirigido:

Pero no se nos ocurra -dice Freud- acaso en aras de la simplificación, olvidar la significatividad de los restos mnémicos ópticos -de las cosas del mundo-, desmentir que es posible, y aún en muchas personas parece privilegiado, un devenir consciente de los procesos de pensamiento por retroceso a los restos visuales. El estudio de los sueños, y el de las fantasías inconscientes según las observaciones de J. Varendonk pueden proporcionarnos una imagen de la especificidad de este pensar visual". (2) "los restos de palabras -dice Freud, en otro momento,- provienen en lo esencial de percepciones acústicas". "La palabra es entonces, propiamente, el resto mnémico de la palabra oída" (3)

Lo que nos parece importante para nuestro trabajo es el lugar que las imágenes ocupan en la estructura del inconsciente, y que cuando Lacan dice que el inconsciente está estructurado como un lenguaje, comprende al lenguaje como estructura, independientemente de su realización, es decir, independiente de la modalidad significante que en el Ensueño Dirigido el analista lo que hace es "écouter le rève", escuchar el ensueño, oír -si Uds. me permiten las imágenes. (4)

Este es el gran hallazgo y la genialidad de Robert Desoille: colocar al sujeto analizado en condiciones propicias para la movilización del acervo imaginario de cuyos contenidos nos hable en la palabra. Y el analista no es ya aquí sólo el escucha sino el que imagina, el que se ve conminado a crear un espacio distinto de encuentro y de vínculo; un espacio de lo imaginario, ese lugar de las percepciones originales, configuradoras de lo real innominado, anudamiento experimental arcaico de lo que se percibe externamente y de lo que se percibe internamente. Experiencialidad impresa en ese yo encarnado que es nuestro cuerpo.

Tal es en apretada síntesis el fundamento teórico de esta metodología de trabajo que pretende hacer del ensueño dirigido y del psicodrama una técnica única de abordaje psicoterapéutico que hemos dado en llamar por ahora ensueño dramático.

Entendemos que el valor de la misma radica en el hecho de posibilitarnos la creación de un espacio vincular imaginario, común al grupo terapéutico, que permita seguir las vicisitudes de la situación protagónica a través de la movilización de imágenes. La traslación del relato dramático de la palabra y el gesto del ámbito de lo imaginario presenta las ventajas de la inmediatez. La imagen es lo que es sin preámbulos ni ambigüedades se presenta como lo dado inmediato, como la realidad primera del sujeto. Remedando a Pontalis cuando sostiene que el "Sujeto que habla es todo sujeto", podemos decir: el sujeto que imagina es todo el sujeto. Más aún si entendemos que la palabra adviene luego de la imagen, ésta privilegia sobre aquella la posibilidad de mostrarnos en la pura contundencia de sus contenidos la realidad primaria del hombre que antes que un ser parlante es un ser imaginante.

Quisiera en este momento recordar una frase de una conferencia de Jacques Alain Miller:

"Lo que interesa al psicoanalista, lo que interesó a Freud en la ciencia de los sueños, es el relato proporcionado por el paciente de su sueño, nunca se fascinó por una realidad subjetiva que por definición no puede ser visualizada; por el momento no podemos visualizar los sueños de los otros" (5).

Esto es indudablemente así pero en la técnica que proponemos, la posibilidad de crear un espacio imaginario común, en la forma que más adelante describiremos, nos permite dar la oportunidad a un grupo a encontrarse y comunicarse en el ámbito de la corporeidad y de la acción imaginada.

Lugar desde donde el sujeto habla, pero donde la palabra es una pura descripción de la imagen, de la secuencia imaginaria, y no la palabra simplemente explicativa. Esta adquiere entonces en el decurso de una sesión de ensueño dramático la jerarquía de la imagen parlante, plena de significación ya que ella, media, en el campo vincular de lo imaginario, como lo visual inmediato. La imagen emerge con su contundencia significativa y la palabra pierde su oquedad transparente para remitirse como objeto opaco y resistente desde donde deletreo e inscribo mi propio mundo y mi con-mundaneidad.

Gaston Bachelard con lirismo, que podría repudiar la psicología científica y aludiendo a la imagen en el campo de una fenomenología del alma nos dice:

"Pero para una simple imagen poética, no hay proyecto, no hace falta más que un movimiento del alma. En una imagen poética el alma dice su presencia". (6)

METODOLOGIA:

Las sesiones de ensueño dramático las realizamos en grupos de seis a diez personas como número ideal. Las mismas se inician tratando de lograr un buen caldeamiento de modo de posibilitar la emergencia de la situación protagónica y el protagonista. Cuando ello ocurre pedimos al protagonista y a todo el grupo que se dispongan de tal modo para poder lograr un buen relax, la situación deseable la podríamos describir como una vigilia tranquila. La consigna es que todo el grupo trate de seguir imaginariamente el ensueño del protagonista. Se propone entonces una imagen de partida que puede ser, o bien una de las utilizadas en las primeras sesiones de psicoterapia por el ensueño dirigido: el ascenso a una montaña, el descenso al fondo del mar, el encuentro con la bruja o el brujo, etc., o la que pudiera surgir de acuerdo a la temática protagónica de la sesión de ese día. En nuestra experiencia hemos visto que aunque la imagen de partida que se utilice no aluda directa ni indirectamente a la situación del grupo en ese momento, el simple hecho -si es que se puede llamar simple- de colocar al grupo en las condiciones propicias de acceder a un espacio vincular imaginario común, permite la emergencia de material imaginario de una riqueza sorprendente. El intrincamiento de la imaginería propia y la del otro lejos de dificultar el encuentro actúa en una recíproca sinergia enriqueciendo y pautando su comprensión. Casi podríamos decir que es el momento privilegiado de una introvisión colectiva que conmueve y aglutina al grupo.

El terapeuta dirige y acompaña la secuencia imaginaria. Lo hace pidiendo al protagonista soñante que vivencie, en la medida que pueda hacerlo el drama imaginario, que se sienta actuar, caminar, experimentar, no siendo rara la aparición de sensaciones corporales y modificaciones del esquema corporal. Pidiendo permanentemente que explicite lo que siente y lo que experimenta.

De toda la literatura que se ha producido en torno al Ensueño Dirigido consideramos que la transcripción de lo que sigue y que pertenece a Levine nos permite acercarnos a lo esencial de una sesión. Dice este autor:

"En el Ensueño Dirigido bajo la forma de una construcción fílmica, con un lenguaje analógico, animista, metafórico, la problemática inconsciente encuentra una prolongación cuyo carácter natural y espontáneo sorprende a quienes no han hecho la experiencia del método. Dentro de un desarrollo a menudo dramático, y como por un impulso interior irrefrenable, se relata allí, en torno de personajes, animales, objetos simbólicos, una historia con situaciones más o menos insólitas, curiosamente articuladas entre sí. El sujeto no se asombra de esto en el mismo momento. Vive su Ensueño Dirigido como actor, sintiendo las pulsiones, las angustias, el odio y la ternura que le inspiran las situaciones descriptas y al mismo tiempo las mira como espectador, pero sin percibir, en un primer momento, el hilo conductor de su discurso".(7)

Consideramos importante destacar que en determinados momentos de la secuencia imaginaria el terapeuta realiza, además de lo arriba señalado, intervenciones de orden interpretativo y señalamiento.

Una vez terminado el Ensueño Dirigido propiamente dicho, se pasa a la segunda parte. El comentario de lo ocurrido y las dramatizaciones con el material emergente. Cuando el Ensueño termina es dable observar como una constante el alto contenido afectivo y emocional en el ámbito del grupo, así como la disponibilidad corporal para el pasaje a la secuencia dramática. En este momento el terapeuta no se diferencia en su quehacer a lo que ocurre en una sesión psicodrama tica común. Podríamos decir que su habilidad estriba en coordinar adecuadamente las escenas que, propuestas inicialmente a nivel de lo imaginario, buscan su elaboración y resolución en el ámbito del como sí dramático. Imagen, palabra y cuerpo confluyen así en un acto definitivo cuya finalidad es en última y primera instancia colocar al cuerpo como instancia fundamental entre la imagen y la palabra. Operar sobre el fantaseo compensatorio, a predominio intelectual e inoperante como acto creador y productivo, para transformarlo en imaginación prospectante y creativa. Permitir al sujeto acceder al ámbito de su historia imaginada y contactar con los personajes y situaciones de sus fantasías en el orden simbólico de lo dramático expresivo.

Recordamos a modo de un único y claro ejemplo el caso de una integrante de un grupo de entrenamiento. La propuesta era la entrada a un bosque y explorarlo.
La protagonista se encuentra en él con un enorme ombú entre cuyas retorcidas raíces hay una cueva en cuyo interior le espera una anciana de "ojos dulces y tiernos", "con un largo y blanco delantal". Entre sus manos extendidas sostiene un pan trenzado con confites, que aún caliente y despidiendo un aroma propio a los panes recién sacados del horno, la emociona profundamente. No se anima a acercarse. La instamos a que lo haga, pero no puede, sólo se acuclilla a los pies de la anciana y se arrebuja entre los pliegues de su delantal experimentando una "profunda ternura". Cuando se termina la sesión de ensueño nos mira sorprendida y nos dice " pero si es mi abuela, mi abuela materna. Nunca la conocí me hablaron muy poco de ella. Es que mis padres judíos emigrantes huyendo de la guerra, vinieron a la Argentina y dejaron todo atrás, mi abuela también quedó allá...", ¿ No sé que fue de ella, porque nunca insistí para saber de ella ? Yo también la dejé atrás. Pero hoy siento que no. !Qué importante es todo esto! -Pero no pudiste abrazarla- le dice una compañera del grupo. Yo en cambio en cuanto la vi me acerqué y la estreché en mis brazos. Tomamos esta escena para dramatizarla y en la inversión de roles la protagonista la abraza con gran emoción y ternura. Otro compañero del grupo mira la escena con lágrimas en su rostro y le dice. Sabés una cosa: "mi padre era alemán. Se produce un gran silencio en el grupo. Al cabo de un tiempo la protagonista le pregunta: era nazi? El le responde no, no lo era, pero era alemán. No te preocupes le dice ella tomándole la mano, mis padres de algún modo también fueron culpables vinieron aquí a la Argentina y se olvidaron de lo que habían sido y de mi abuela. Alguien le señala que por algo recupera a su abuela en las profundidades de un árbol típicamente argentino. Es cierto dice ella -pero creo que hoy recuperé algo más que a mi abuela.

Un trozo importante de mi historia. Gracias A. le dice a la compañera que hizo de abuela en la inversión de roles, "creo que en tus ojos, en tu cuerpo y en tus brazos estaba mi abuela".

Esta es nuestra primera comunicación de los trabajos que estamos realizando en torno a esta técnica que como dijimos la hemos llamado ensueño dramático.

Creemos que al fin y al cabo lo importante no es el nombre sino todo lo que ha suscitado en nosotros cuando empezamos a elaborarla y a trabajar con ella.

Hace veinte años en Paris tuvimos la suerte y el privilegio de conocer y trabajar con Robert Desoille, el creador del Ensueño Dirigido, y a Anne Ancelin, madre, casi podríamos decir, del psicodrama francés.

Aquí en este Buenos Aires depositario durante tantos años de afectos y enseñanzas sentí que comenzó a gestarse el ensueño dramático. Aquí, entre Ustedes, dejo el testimonio de agradecimiento al grupo de la calle Thames y a Fidel que me animó a ponerme en el camino. Aquí en este Buenos Aires que desde el último Centauro hasta Caperucita Roja me hizo escuchar en sus estatuas la voz de las imágenes...

Muchas gracias!

BIBLIOGRAFIA:

(1) J. LAUNAY, J. LEVINE y G.MAUREY. "El Ensueño Dirigido y el Inconsciente". Ed. Paidós. Argentina 1982.

(2) FREUD SIGMUND, Obras Completas. "El Yo y El Ello". Tomo XIX Amorrortu editores. Buenos Aires 1979.

(3) Idem.

DUFOUR R. "Ecouter le Rève". Ediciones Robert Laffont. Paris 1978.

(5) ALAIN MILLER J. "Cinco conferencias caraqueñas sobre Lacan" Ed. Ateneo de Caracas (La edición carece de fecha de publicación).

(6) BACHELARD G. "La poética del Espacio". Breviario Fondo de Cultura Económica. México 1975.

(7) LAUNAY J., LEVIENE J. y MAUREY G. "El ensueño dirigido y el Inconsciente". Ed. Paidós. Buenos Aires, 1982.

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